lunes, 21 de abril de 2008

Viernes

Tal vez por la fatiga de una extensa jornada o simplemente la hora cercana al fin del día, ese Viernes recordó con más intensidad. La fricción del aire sobre su rostro le cargaba de nostalgia el alma. El cielo invadido de luciérnagas inmóviles, señalizaban el sendero hacia la inquebrantable luna como aquella vez de manos entrelazadas y caminata. El transporte público que se escapaba por no ser el correcto desesperanzando su deseo.
Otro Viernes más... otro sello del olvido que lacra los silencios.

2 comentarios:

Sara dijo...

¿Cuántos Viernes son necesarios para el olvido?...¿Cuánto hay que lacrar para olvidar lo justo?.
¡Benditos Viernes si son de olvido!

Xi dijo...

O un viernes 3 a.m., como dijo Charly.

(La soledad es una lágrima en el café de algún suicida). Vamos a tomar otr bus.

O a caminar. Siempre habrá luciérnagas que traicionen la oscuridad.

Un abrazo transparente.